lunes, 23 de noviembre de 2015

Los niños y la muerte. Elisabeth Kübler Ross. Niña de 4 años.



Una madre de la Costa Este se ofrece a compartir su experiencia con nosotros. Me limitaré a transcribir su carta: habla por sí sola.

«Mi hija se despertó una mañana en un estado que sólo se puede describir como de "extrema excitación". Esa noche había dormido en mi cama, y me despertó abrazándome y zarandeándome, diciendo: —

¡Mami, mami, Jesús me ha dicho que me voy al Cielo! Estoy contenta de irme al Cielo, mamá. Allí todo es bonito, dorado, plateado y resplandeciente, y Jesús y Dios están allí... Y así siguió.

Estaba eufórica y hablaba tan rápido que apenas podía entenderla. 

Al principio me asusté. Me parecía extraño, pues no se puede decir que sea un tema corriente de conversación. Me inquieté sobre todo por su excitación. Era una niña tranquila, casi contemplativa, muy inteligente, pero no era tan "inquieta" ni hacía las tonterías propias de los críos de cuatro años. Hablaba con corrección y tenía un vocabulario muy preciso. No estaba acostumbrada a verla tan excitada, tartamudeando y trabándose al hablar. De hecho, creo que no la había visto nunca así, ni por Navidad, ni en su cumpleaños, ni en el circo. Le dije que se calmara, que no hablase así (más que nada porque sentí un temor supersticioso: desde que nació tuve el "presentimiento" de que no estaría mucho tiempo conmigo y sólo lo comenté a una íntima amiga. No quería recordarlo, ni quería escuchar lo que decía, mucho menos de forma tan repentina. Nunca en la vida había hablado de morir, ni de su muerte; sólo había aludido al tema en sentido abstracto. No conseguí calmarla.

Siguió explicándome "lo bonito que era el paraíso dorado, con cosas preciosas y ángeles resplandecientes y diamantes y piedras preciosas. Y lo feliz que iba a ser allí y lo bien que lo pasaría. Jesús se lo había dicho. Lo decía entusiasmada; estaba tan excitada que apenas podía decir lo que quería.

Recuerdo más sus gestos y su alegría que sus palabras. »—Cariño —le dije—, un momento, tranquilízate. Si te vas al cielo, te echaré de menos. Me alegro de que hayas tenido un sueño tan feliz, pero cálmate y relájate un poco. 

Fue en vano, ella insistía: —No era un sueño, era real —con el entusiasmo con que hablan los niños de cuatro años— .

Pero no te preocupes, mamá, porque Jesús dijo que podría cuidarte, y te daré piedras preciosas, y no tendrás que preocuparte por nada, las piedras preciosas te encantarán... —Y siguió hablando de lo mismo. (Cito o pongo entre comillas lo que recuerdo con bastante exactitud palabra por palabra; el resto de la conversación sólo la recuerdo en esencia.)

Esto es básicamente lo que dijo. Prosiguió hablando sobre lo maravilloso que era el paraíso, calmándose poco a poco, y, cuando volví a felicitarla por su hermoso sueño, dijo que no era un sueño sino que era "real,  realísimo".

Descansó en mis brazos un momento, me dijo que no me tenía que preocupar "porque Jesús [la] cuidaría", saltó de la cama y se fue a jugar. Me levanté y preparé el desayuno. El día transcurría normalmente hasta que, a primera hora de la tarde, entre las tres y las tres y media, la asesinaron: la ahogaron. 

La conversación con mi hija me había sorprendido tanto que esa misma mañana comenté por lo menos con una persona lo que llamé "el sueño de mi hija". Esa persona recuerda la conversación. Cuando se enteró de su muerte, enseguida se preguntó cómo pudo saberlo.

Personalmente creo que, según las leyes físicas, una persona no puede conocer el futuro. Era imposible que supiese que se "iba al Cielo". »Y, sin embargo, así fue.

Mi hija se levantó en un estado de excitación inusual y dijo que Jesús le había dicho que se iba al Cielo (la verdad es que no recuerdo si dijo «hoy»). Y murió esa misma tarde.

No sé explicarlo. En casa no somos muy practicantes. Mi hija nos acompañó un par de veces a la iglesia; por supuesto, leíamos pasajes sobre Moisés y Jesús, María y José. Mis hijos asistían algún domingo a catequesis.

Traté de inculcarles amor, respeto y amabilidad hacia los demás, en vez de enseñarles una religión, porque no les podía enseñar algo que no conocía.

He estudiado, rezado y meditado, y, no obstante, es muy poco lo que sé al respecto. »

Cuando las niñas me preguntaban cosas sobre el Cielo, siempre les decía que no sabía qué pasa cuando morimos. Oyeron la palabra "Cielo" en otro sitio. Que yo sepa, mi niña nunca había oído nada sobre "calles doradas del paraíso", ni algo parecido. Nunca habíamos hablado sobre eso. »Y una mañana se levantó diciendo que había visto a Jesús y me habló del "Cielo" diciéndome que se iba allí. Y murió al cabo de unas siete horas. No me lo explico.

pdf Los niños y la muerte. Dra. Elisabeth Kübler Ross

jueves, 19 de noviembre de 2015

Los niños y la muerte. Dra. Elisabeth kübler Ross


imagen de la red

Querida doctora Ross: 

Siempre que ha aparecido en televisión la he escuchado con sumo interés. Me parece que es usted la única persona que conozco que tiene convicciones tan arraigadas como yo. 

Tengo dos nietos. El mayor está muy próximo a mí, en un sentido espiritual. Los quiero a ambos por igual, no me malinterprete. El mayor, Jonathan, viene a mi cama y hablamos de mil cosas. 

No hace mucho que cumplí setenta años, y desde hace poco más de dieciocho meses ese crío me acaricia las arrugas —¡no muchas!— y los hombros y me dice: "Qué suave, abuelita, no pasa nada porque seas vieja". 

Un día tuvimos esta conversación: »—¿Serás un ángel cuando mueras, abuelita?—Eso espero. »—¿Verdad que la gente no puede ver a los ángeles? —No.—Podrías morirte ahora, abuela, así podrías estar siempre conmigo. 

Hemos hablado de lo que haremos cuando no tengamos que preocuparnos por nuestros cuerpos. Les dije a los dos que no quiero una lápida; sólo un árbol con flores bonitas y un recipiente con agua y comida para los pájaros. 

¡Ahora los dos tratan de escribir " Abuelita" con su mejor letra para ponerlo en el plato! Todo es muy alegre. Al fin y al cabo, es un "plan divertido". 

El mayor dice: "Los demás pensarán que te has ido; ¡pero yo sabré lo que pasa!". 

Como puede imaginarse, le dije que se lo explicase a su hermanito, e incluso a su mamá y a su papá, para que no se pusieran tristes. 

Todo eso pasó hace casi dos años. »El mismo día en que usted habló sobre la muerte, los niños y el arco iris, recibí esta postal. 

[La postal es un dibujo de un arco iris que desciende sobre una fuente de oro, en una casa rodeada de flores y pájaros.] 

No se trata de su propia muerte. Incluso ha olvidado la mía, pero inconscientemente todo eso está en la postal que me hizo mi nieto. Está mi arco iris, mis flores para los pájaros, y al mirar la esquina, me brillan los ojos: una fuente de felicidad está en mi casa. 

Eso es lo que significo para él ahora, aunque la felicidad también significa que la angustia de la separación ha desaparecido.

Espero que esta carta no sea demasiado larga, pero también yo sé, y he tenido el maravilloso privilegio de poder transmitir este conocimiento.

pdf Los niños y la muerte. Dra. Elisabeth Kübler Ross

martes, 17 de noviembre de 2015

LA MUERTE


El concepto de la muerte como una entidad antropomórfica ha existido en muchas culturas desde los albores de la humanidad.

En español además del nombre propio de La Muerte es común emplear el término La Parca proveniente de la mitología romana. A partir del siglo XV comenzó a ser representado como una figura esquelética que lleva capa y capucha. También se da el nombre del Ángel de la Muerte. En rigor no hay ninguna mención en la Biblia del Ángel de la Muerte, sin embargo, hay una mención de Abbaddon (El Destructor) un ángel cuya verdadera identidad es un misterio; y que corresponde al Ángel del Abismo.

En algunos casos, la Parca es quien causa la muerte de la víctima, lo que da origen a historias donde a esta se le puede engañar o sobornar permitiendo así que el condenado sobreviva gracias a su astucia, como en el caso de Sísifo. Otras creencias sostienen que el espectro de la muerte es sólo un psicopompo, que sirve para cortar los últimos lazos entre el alma y el cuerpo además de para guiar al difunto al otro mundo. De este modo la figura no tendría ningún control sobre el hecho de la muerte de la víctima. En muchos idiomas, como en las lenguas eslavas y romances (incluyendo el español), la muerte es personificada en forma femenina, mientras que en otros (como el inglés), se percibe como un personaje masculino. WIKIPEDIA


CANINA SEVILLA


EL TRIUNFO DE LA CRUZ SOBRE LA MUERTE EN SEVILLA




La muerte, personificada en un esqueleto provisto de guadaña, aparece sentada y meditabunda sobre la bola del mundo. A sus pies, la serpiente con una manzana en la boca, símbolo del pecado original, se enrosca en la esfera terrestre. Detrás, la cruz desnuda sobre la que se apoyan las escaleras utilizadas por los Santos Varones para descender el cuerpo de Cristo. Del madero penden dos sudarios, uno de color blanco y otro de color negro que lleva inscrita la leyenda en latín "Mors Mortem Superavit", que significa "La muerte venció a la propia muerte".

Este paso alegórico, que cada Sábado Santo desfila en la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla, es conocido popularmente como "La Canina" y fue creado en 1693 por el escultor Antonio Cardoso de Quirós, quien, en un proceso de renovación artística de la cofradía tras un periodo de decaimiento, eliminó la antigua composición de la alegoría del Triunfo de la Cruz -compuesta por un Niño Jesús en actitud de bendecir o un ángel sobre el mundo- para establecer el esqueleto pensativo sobre la bola terráquea.

El misterio, cuya función es proclamar la Resurrección de Jesús como instrumento para la redención del mundo, el perdón de los pecados y la victoria sobre el demonio, sufrió destrozos durante la Invasión Francesa, teniendo que ser restaurado en 1829 por el escultor Juan de Astorga. Recientes estudios han puesto de manifiesto que su actuación no fue tan renovadora como se pensaba y que se conservan más partes originales de Quirós de las que se creían. La última restauración fue realizada por José Joaquín Fijo y Almudena Fernández (2007).

En la imagen de arriba, pueden ver un grabado del paso de "La Canina" procesionando frente a la Puerta del Perdón de la Catedral de Sevilla, reproducido en el año 1890 por la revista francesa L'Illustration. Durante el siglo XIX, fueron comunes los grabados y las litografías alusivas a la muerte (imagen de abajo), ya sean con intenciones satíricas o fruto de la enfermiza estética del romanticismo, adepta a la literatura gótica.



sábado, 14 de noviembre de 2015

Steven Paul Jobs- Sus ultimas palabras

Las últimas palabras de Steve Jobs -
Steven Paul Jobs (San Francisco, California, 24 de febrero de 1955-Palo Alto, California, 5 de octubre de 2011), 8 9 10 11 más conocido como Steve Jobs, fue un empresario y magnate de los negocios del sector informáticoy de la industria del entretenimiento estadounidense. Fue cofundador ypresidente ejecutivo de Apple Inc.12 y máximo accionista individual de The Walt Disney Company.13

Pablo D'Arcangelo facebook

Las últimas palabras de Steve Jobs -He llegado a la cima del éxito en los negocios.
A los ojos de los demás, mi vida ha sido el símbolo del éxito.

Sin embargo aparte del trabajo, tengo poca alegría. Finalmente, mi riqueza no es más que un hecho al que estoy acostumbrado.

En este momento, acostado en la cama del hospital y recordando toda mi vida, me doy cuenta de que todos los elogios y las riquezas de la que yo estaba tan orgulloso, se han convertido en algo insignificante ante la muerte inminente.

En la oscuridad, cuando miro las luces verdes del equipamiento para la respiración artificial y siento el zumbido de sus sonidos mecánicos, puedo sentir el aliento de la proximidad de la muerte que se me avecina.

Sólo ahora entiendo, una vez que uno acumula suficiente dinero para el resto de su vida, que tenemos que perseguir otros objetivos que no están relacionados con la riqueza.

Debe ser algo más importante:
Por ejemplo, las historias de amor, el arte, los sueños de mi infancia...

No dejar de perseguir la riqueza, sólo puede convertir a una persona en un ser retorcido, igual que yo.
Dios nos ha formado de una manera que podemos sentir el amor en el corazón de cada uno de nosotros, y no ilusiones construidas por la fama ni el dinero que gané en mi vida, que no puedo llevarlos conmigo.

Solo puedo llevar conmigo los recuerdos que fueron fortalecidos por el amor.

Esta es la verdadera riqueza que te seguirá; te acompañará, le dará la fuerza y la luz para seguir adelante.

El amor puede viajar miles de millas y así la vida no tiene límites. Muévete adonde quieras ir. Esfuérzate para llegar hasta las metas que desea alcanzar. Todo está en tu corazón y en tus manos.

¿Cuál es la cama más cara del mundo? La cama de hospital.
Usted, si tiene dinero, puede contratar a alguien para conducir su coche, pero no puede contratar a alguien para que lleve su enfermedad en lugar de cargarla usted mismo.

Las cosas materiales perdidas se pueden encontrar. Pero hay una cosa que nunca se puede encontrar cuando se pierde: la vida.

Sea cual fuere la etapa de la vida en la que estamos en este momento, al final vamos a tener que enfrentar el día cuando la cortina caerá.

Haga tesoro en el amor para su familia, en el amor por su esposo o esposa, en el amor por sus amigos...

Trátense bien y ocúpense del prójimo.