domingo, 20 de diciembre de 2015

IAMA


El dios de la muerte Iama sobre su toro, sosteniendo una vara real (Danda). Pintura de 1814.

En el marco del hinduismo, Iama es el dios de la muerte, señor de los espíritus de los muertos y guardián del inframundo.

En escritura devánagari se escribe यम (iáma).1 En inglés se escribe Yama pero se pronuncia igualmente /iáma/.

Índice

1 Iama en los «Vedas» 
1.1 Su hermana Iamí 
2 Iamarash posvédico 
3 Iama en otras culturas 

Lama en los «Vedas»

Iama pertenece a una etapa muy temprana de la mitología védica. Su nombre aparece por primera vez en el Rig-veda (el texto más antiguo de las escrituras de la India, de mediados del II milenio a. C.).

Había nacido de Vívasuat (el dios del Sol) y de su primera esposa Saraniú. Su hermano, el séptimo Manu, otra forma del primer hombre, es hijo de Vivasvat con su segunda esposa Samguiá, quien era el reflejo o la sombra (chaia) de Saraniú. Al morir, debido a que fue el primero en llegar al Cielo, se le nombró líder de los muertos (todavía no los juzgaba).

En el Átharva-veda (de principios del I milenio a. C.).) se lo considera el primer ser que murió: 

io mamara prathamó mártianam iah

preiaia prathamó lokam etamvaivasuatám samgámanam yananamiamam rayanam javishá sapariá 

Al que ha muerto, el primero de los mortales,

al que se ha adelantado, el primero, a ese espacio abierto,

al hijo de Vivasuant que congrega a los pueblos,

a Iama, al rey, celebro con una libación. 

Átharva-veda 13.3.13 

En los Vedas, Iama es llamado “rey” (samgamano yananam: ‘el que reúne a la gente’) y dirige bondadosamente sobre los antepasados muertos (pitri), cuyo camino está custodiado —para evitar que entren los vivos— por dos perros Shabala(‘[pelaje] con manchas, con colores’) de colores manchados, de cuatro ojos y amplio hocico, vástagos de Śaramā y parecidos al can Cerbero griego de tres cabezas.

Su hermana Iamí

El término sánscrito iama significa ‘gemelo’. En las creencias védicas, Iama tiene una hermana gemela, Iamí (‘melliza’), que fue la primera mujer. Iamau mithunau quiere decir ‘dos gemelos de distinto género’. El décimo mándala (capítulo, círculo) del Rig-veda contiene un himno (10, 10, 14) en el que ambos se cantan uno al otro. Iama resistió los avances sexuales de su hermana (el primer incesto). Después de que él murió, ella lo lloró tanto que los devas —para hacerle olvidar su dolor— crearon la noche.

En la mitología posvédica, su hermana Iamí es conocida también como Iamuna (el larguísimo río Iamuna, paralelo alGanges).

Lamarash posvédico.

En sánscrito, la palabra iama no sólo significa ‘mellizo’, sino también ‘prohibición’ y ‘restricción’ (como en el iama y el niiamadel yoga). Así que gradualmente en la mitología puránica, Iama empieza a aparecer como Iámarash (el rey de la prohibición) y como Dhármarash (rey del deber) o Dharma (la personificación del dharma, ‘deber o religión’).

Es el castigador de los muertos, y es quien mide la balanza del karma (las actividades buenas y malas cometidas en cada encarnación). Vive en una región del inframundo llamada Iamapura (‘ciudad prohibida’).

Cuando un alma abandona su cuerpo, se encuentra con Iamarash. El contador Chitra Gupta lee un informe acerca de todas las actividades de esa alma en particular, que están registradas en un libro llamado Agra-samdhana (agra: ‘principio’,sam-dhānā: ‘reunión, poner todo junto’). Luego Iamarash da su justa sentencia inapelable.

En el Majábharata se describe a Iama con ropajes color rojo sangre, cuerpo brillante, corona sobre la cabeza, ojos relampagueantes. Como Varuna (el anterior rey de la muerte védico) lleva en su mano un lazo (con el que ata al alma luego de arrancarla del cuerpo) del tamaño de un pulgar humano. También se lo representa con gesto severo, de piel verde, vestido de rojo, montado sobre un búfalo. Sostiene una maza de oro en una mano y el lazo de la muerte en el otro.

Su morada se llama Iamaloka (‘el planeta de Iama’) o Kshaia (‘desgaste, destrucción’).

En las mitologías más modernas (por ejemplo, el Bhágavat-purana, del siglo XI d. C.) se lo presenta siempre como una deidad terrible, que inflige torturas inimaginables (llamadas iatana) a las almas en el infierno.

En la mitología griega el papel de Iámarash correspondería al de Plutón y Minos.

Lama en otras culturas.

Iama podría ser uno de los dioses más antiguos del mundo, porque se han encontrado dioses parecidos de uno u otro tipo por toda Eurasia: 

Yima en el zoroastrismo persa. 

Yan-luo (traducción al chino del término sánscrito Iama Rash (rey Iama). 

Enma (Iama), Emma-O (rey Iama) o Enma Dai-Ō (閻魔大王, ‘gran rey Iama’), en la mitología japonesa. 

Algunos incluso creen que también comparte las mismas raíces mitológicas de Abel (el segundo hijo de Adán, asesinado por su hermano mayor Caín). 

Iama es venerado en Tíbet como guardián del ejercicio espiritual, y fue probablemente venerado aun antes del siglo VII, cuando Tíbet se convirtió desde el bön al budismo. 

Iamī es la diosa de la muerte y reina sobre las almas de las mujeres en el submundo (Naraka). Es la consorte de Iama, el señor del inframundo. 

Ymir (de la mitología escandinava) que se considera cognado de Iama. 

Iama aparece en el libro chino "Viaje al Oeste", donde el Rey Mono, al ser llevado por dos sirvientes de Iama al infierno (a pesar de ser inmortal), tacha su nombre y el de todos los habitantes de su tribu de los archivos de este. 

wikipedia


sábado, 5 de diciembre de 2015

"Soltar, dejar, partir", Jorge Bucay




"- Todo vale la pena. Porque somos quienes somos por aquello que hemos vivido. Somos quienes somos por aquello que algunas personas dejaron en nosotros, pero somos absolutamente quienes somos gracias a aquello que hemos perdido, gracias a eso que ya no está con nosotros.

- Es tan fácil darse cuenta cuando a uno no lo quieren: basta con mirar al otro fijamente a los ojos. ¿Alcanza con verlo moverse en el mundo? ¿Es suficiente con preguntarle o preguntarme? Si así fuera, ¿como se explica tanto desengaño? ¿Porque la gente se defrauda tan seguido si, en realidad, es tan sencillo darse cuenta de cuanto les importamos o no les importamos a los que queremos? ¿como puede asombrarnos el descubrimiento de la verdad del desamor? ¿como pudimos pensarnos queridos cuando, en realidad, no lo fuimos? Hay aquí algo para aprender: nadie es mas vulnerable a creerse algo falso que aquel que desea que la mentira sea cierta.

- Y es mentira que tenemos que cargar con cada cosa que hemos querido y valorado; y es mentira que debemos seguir adelante con todo lo de antes, con todo lo que ya no está. Perdemos. Perdemos no solo a través de la muerte sino a través del abandono, del cambio, a través de seguir adelante. Nuestras perdidas incluyen también nuestras renuncias conscientes o inconscientes: la perdida de los sueños románticos, la cancelación de nuestras esperanzas irrealizables, la perdida de las ilusiones de libertad, de poder, de seguridad y, porque no, tambien, la perdida de nuestra juventud.

Es imposible poder aceptar con una sonrisa todas las cosas que, lamentablemente, son ciertas e ineludibles. Hace falta aceptar la verdad que no queremos asumir de una vez y para siempre. Que nuestra madre va a dejarnos, y nosotros vamos a dejarla a ella, que el amor de nuestros padres nunca será exclusivamente para nosotros, que aquello que nos hiere no siempre puede ser remediado con besos, que esencialmente estamos aquí solos. Que tendremos que aceptar el amor mezclado con el odio, con lo bueno y con lo malo. Que a pesar de ser como se esperaba que sea una niña no podrá casarse con su padre, que alguna de nuestras elecciones estan limitadas por nuestra anatomia, que existen defectos y conflictos en todas las relaciones humanas. Que no importa cuan listos seamos, a veces nos toca perder. Habrá que aceptar que somos irremediablemente incapaces de ofrecer a nuestros seres queridos o a nostros mismos la protección contra todo peligro, contra todo dolor, contra el tiempo perdido, contra la vejez o contra la muerte.

- Muchas veces la vida está relacionada con soltar lo que alguna vez nos salvó, soltar las cosas a las cuales nos aferramos intensamente creyendo que tenerlas es lo que nos va a seguir salvando de la caida.

- Imagínate que vas por una selva. Te encuentras un río y debes seguir tu camino. El río es muy profundo, no lo puedes cruzar caminando, no hay un puente ni un barco ni un botero ni un vado. Entonces, durante dias y dias, durante semanas o meses, te dedicas a construir un bote, un bote que te permita cruzar el río. Y lo haces. Y estas contento contigo al otro lado del río porque construiste tu bote que te permitió seguir. Y piensas: "quizás haya otro río", "quizás pueda evitarme el trabajo de seguir construyendo otros botes", "debo llevar el bote conmigo". Y entonces, intento avanzar por la selva cargando con él, pero es tan difícil, es tan complicado... Tropiezo con cada rama, me llevo por delante cada liana... Es imposible, pero persisto. No quiero dejar este bote después de todo, ha sido tan útil para mi. Y sin embargo, esto, que un dia me salvó, este bote que un día representó la posibilidad de seguir, hoy es mi mayor impedimento. Ser un adulto significará aceptar que soy capaz de hacerlo, una vez más. Significará dejar atrás aquello que hoy no me sirve, aquello que alguna vez me sirvió pero que hoy no tiene sentido en este camino. Y apostar, a que si hay un nuevo río, seré hoy más sabio para construir un nuevo bote.

- No hay perdida que no implique una ganancia, un crecimiento personal, porque lo que sigue, despues de haber llorado cada perdida, despues de haber elaborado el duelo de cada ausencia, despues de habernos animado a soltar, es el encuentro con uno mismo enriquecido con aquello que hoy no tengo pero pasó por mi y también por la experiencia vivida en el proceso.

- Me dirás, es horrible pensar que la muerte de un ser querido significa una ganancia para mi. Yo entiendo. Podria dejar fuera de esta conversación la perdida de un ser querido, podria ponerla en el casillero de las excepciones, pero no creo que lo sea. En todo caso, la muerte de un ser querido es un hecho inevitable en nuestras vidas, y el crecimiento que de ello deviene, también. No estamos entrenados a pensar que no debemos sufrir. Hemos sido educados por nuestros amorosos padres para convencernos de que sufrir es algo dañoso, que sufrir nos puede destruir, que el dolor puede aniquilarnos. Pero el dolor es tan saludable en nuestras vidas como lo es la tristeza. El dolor es tan constructivo como puede ser cualquier alerta de que algo se ha desacomodado. Es importante no transformar el dolor en sufrimiento. El dolor es el paso por un lugar no deseado; el sufrimiento es armar una carpa y quedarse a vivir en ese lugar indeseable. El duelo es el pasaporte que nos saca del sufrimiento y que permite que el dolor pase.

- Pero es imposible dejar de desear y también es imposible poseer infinitamente y para siempre todo lo que deseamos. No somos omnipotentes, ninguno de nosotros puede ni podrá jamás tener todo lo que desea. ¿Existe la solución?

- Yo creo que existe. Y creo que está a la mano para cualquiera. La posibilidad es aprender a entrar y salir del deseo, es desarrollar la capacidad de desear sin quedarse pegado a ese deseo, sin agarrarle como se agarra un alpinista a la soga que cree que le va a salvar la vida. Aprender es, sobretodo, aprender a soltar: soltar herramientas que ya no necesito, soltar personas que ya he perdido, soltar situaciones que se transforman, soltar vínculos que cambian, soltar etapas de la propia vida que han quedado atrás, soltar los momentos que han terminado... Y cada uno de ellos ha sido una perdida que hay que devorar, han sido etapas de mi vida que han pasado, y es mi responsabilidad enriquecerme al despedirlas.

"Gran maestro -dijo el discípulo- he venido desde muy lejos para aprender de ti. Durante años he estudiado con todos los iluminados y gurus del país y todos han dejado mucha sabiduría en mi. Ahora creo que tu eres el único que puede completar mi búsqueda. Enseñame, maestro, lo que me falta saber.

Baduín el sabio, siempre sereno, le dijo que tendria mucho gusto en mostrarle todo lo que sabia, pero antes de empezar iban a beber un té. El alumno, agradecido, se sentó junto al maestro. Baduín trajo una tetera y dos tazas de té, ya llenas. Alcanzó una de ellas al alumno y tomó la otra. Antes de que el discípulo empezará a beber, Baduín empezó a volcar más té en la taza llena del alumno. El líquido no tardó en derramarse al plato, y del plato a la alfombra. "¡Maestro, maestro, por favor deja de echar el té sobre mi taza!", dijo el alumno. Baduín parecía no escucharlo. Luego, lo miró a los ojos y le dijo: "hasta que no seas capaz de vaciar tu taza, ni yo ni nadie podremos poner más conocimiento en ella".

- Hay que vaciarse para poder llenarse. Una taza, dice Krishnamurti, solo sirve cuando esta vacía. No sirve una taza llena: no hay nada que se pueda agregar en ella.

- Esta es tu vida. Vas a tener que deshacerte del contenido de tus tazas llenas si quieres llenarla otra vez. Tu vida se enriquece cada vez que llenas una taza, pero también se enriquece cada vez que la vacías, porque cada vez que vacías tu taza estas abriendo la posibilidad de llenarla de un contenido nuevo. Y una de las tazas que más me cuesta vaciar, y que seguramente más te cuesta vaciar a ti, es la imagen que tenemos del mundo, porque queremos atenernos a que el mundo siga siendo como nosotros lo vimos, porque no queremos aceptar que el mundo cambia, no queremos aceptar que el mundo no es como yo quiero que sea y que esto implica un duelo. Si me animo a soltar el contenido de la taza de un sueño, quizás, pueda encontrarme en la mejor ruta para descubrir la verdad.

- Hamlet Lima Quintana escribió una poesía, "Transferencia", que dice:
"Después de todo, la muerte es una gran farsante.
La muerte miente cuando anuncia que se robará la vida,
como si se pudiera cortar la primavera,
porque al final de cuentas la muerte solo puede robarnos el tiempo,
las oportunidades de sonreír, de comer una manzana,
de decir algún discurso, de pisar el suelo que se ama,
de encender el amor de cada día,
de dar la mano, de tocar la guitarra,
de transitar la esperanza, solo nos cambia los espacios,
los lugares donde extender el cuerpo,
bailar bajo la luna, o cruzar a nado un río,
habitar una cama, llegar a otra vereda,
sentarse en una rama,
descolgarse cantando de todas las ventanas.
Eso puede hacer la muerte, pero robar la vida,
robar la vida no puede.
No puede concretar esa farsa porque la vida,
la vida es una antorcha que va de mano en mano,
de hombre a hombre, de semilla en semilla,
una transferencia que no tiene regreso,
un infinito viaje hacia el futuro,
como una luz que aparta, irremediablemente, las tinieblas."

- Claro que cuesta trabajo soltar aquello que no tengo, claro que es trabajoso poder desligarse y empezar a pensar en lo que sigue. Por supuesto, es el peor de los desafíos que implica ser un adulto sano y, sin embargo, no hay otro camino. Este es el coraje, esta es la fortaleza de la madurez, saber que puedo afrontar lo que me pase, que inclusive puedo afrontar la idea de que alguna vez, alguna vez, yo mismo, no voy a estar. Quizás pueda, por el camino de entender lo transitorio de todos mis vínculos, aceptar también algunas de las cosas que son más difíciles de aceptar; que no soy infinito, que hay un tiempo para mi paso por este lugar y por este espacio. Y, sobretodo, que debo hacer hoy las cosas que voy dejando de lado.

Creo que lo que más nos duele cuando un ser querido se muere es aquello que no le dijimos, es aquello que no le acercamos, es aquello que no nos dijo. Son esas cosas pendientes las que nos duelen con la muerte de aquellos queridos. Bueno sería a empezar a darnos cuenta que este es el momento, quizás mañana no estés, quizás mañana yo no esté. Hoy es el día de llamarte y decirte lo que siento.

- La muerte de un ser querido, cualquiera que sea el vínculo, es la experiencia mas dolorosa que pueda pasar una persona. Toda la vida, en su conjunto, duele. Nos duele el cuerpo, nos duele la identidad y el pensamiento, nos duele la sociedad y nuestra relación con ella, nos duele el dolor de la familia y los amigos. Nos duele el corazón y el alma, duele el pasado, duele el presente, y, especialmente, duele el futuro.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Los niños y la muerte. Elisabeth Kübler Ross. Niña de 4 años.



Una madre de la Costa Este se ofrece a compartir su experiencia con nosotros. Me limitaré a transcribir su carta: habla por sí sola.

«Mi hija se despertó una mañana en un estado que sólo se puede describir como de "extrema excitación". Esa noche había dormido en mi cama, y me despertó abrazándome y zarandeándome, diciendo: —

¡Mami, mami, Jesús me ha dicho que me voy al Cielo! Estoy contenta de irme al Cielo, mamá. Allí todo es bonito, dorado, plateado y resplandeciente, y Jesús y Dios están allí... Y así siguió.

Estaba eufórica y hablaba tan rápido que apenas podía entenderla. 

Al principio me asusté. Me parecía extraño, pues no se puede decir que sea un tema corriente de conversación. Me inquieté sobre todo por su excitación. Era una niña tranquila, casi contemplativa, muy inteligente, pero no era tan "inquieta" ni hacía las tonterías propias de los críos de cuatro años. Hablaba con corrección y tenía un vocabulario muy preciso. No estaba acostumbrada a verla tan excitada, tartamudeando y trabándose al hablar. De hecho, creo que no la había visto nunca así, ni por Navidad, ni en su cumpleaños, ni en el circo. Le dije que se calmara, que no hablase así (más que nada porque sentí un temor supersticioso: desde que nació tuve el "presentimiento" de que no estaría mucho tiempo conmigo y sólo lo comenté a una íntima amiga. No quería recordarlo, ni quería escuchar lo que decía, mucho menos de forma tan repentina. Nunca en la vida había hablado de morir, ni de su muerte; sólo había aludido al tema en sentido abstracto. No conseguí calmarla.

Siguió explicándome "lo bonito que era el paraíso dorado, con cosas preciosas y ángeles resplandecientes y diamantes y piedras preciosas. Y lo feliz que iba a ser allí y lo bien que lo pasaría. Jesús se lo había dicho. Lo decía entusiasmada; estaba tan excitada que apenas podía decir lo que quería.

Recuerdo más sus gestos y su alegría que sus palabras. »—Cariño —le dije—, un momento, tranquilízate. Si te vas al cielo, te echaré de menos. Me alegro de que hayas tenido un sueño tan feliz, pero cálmate y relájate un poco. 

Fue en vano, ella insistía: —No era un sueño, era real —con el entusiasmo con que hablan los niños de cuatro años— .

Pero no te preocupes, mamá, porque Jesús dijo que podría cuidarte, y te daré piedras preciosas, y no tendrás que preocuparte por nada, las piedras preciosas te encantarán... —Y siguió hablando de lo mismo. (Cito o pongo entre comillas lo que recuerdo con bastante exactitud palabra por palabra; el resto de la conversación sólo la recuerdo en esencia.)

Esto es básicamente lo que dijo. Prosiguió hablando sobre lo maravilloso que era el paraíso, calmándose poco a poco, y, cuando volví a felicitarla por su hermoso sueño, dijo que no era un sueño sino que era "real,  realísimo".

Descansó en mis brazos un momento, me dijo que no me tenía que preocupar "porque Jesús [la] cuidaría", saltó de la cama y se fue a jugar. Me levanté y preparé el desayuno. El día transcurría normalmente hasta que, a primera hora de la tarde, entre las tres y las tres y media, la asesinaron: la ahogaron. 

La conversación con mi hija me había sorprendido tanto que esa misma mañana comenté por lo menos con una persona lo que llamé "el sueño de mi hija". Esa persona recuerda la conversación. Cuando se enteró de su muerte, enseguida se preguntó cómo pudo saberlo.

Personalmente creo que, según las leyes físicas, una persona no puede conocer el futuro. Era imposible que supiese que se "iba al Cielo". »Y, sin embargo, así fue.

Mi hija se levantó en un estado de excitación inusual y dijo que Jesús le había dicho que se iba al Cielo (la verdad es que no recuerdo si dijo «hoy»). Y murió esa misma tarde.

No sé explicarlo. En casa no somos muy practicantes. Mi hija nos acompañó un par de veces a la iglesia; por supuesto, leíamos pasajes sobre Moisés y Jesús, María y José. Mis hijos asistían algún domingo a catequesis.

Traté de inculcarles amor, respeto y amabilidad hacia los demás, en vez de enseñarles una religión, porque no les podía enseñar algo que no conocía.

He estudiado, rezado y meditado, y, no obstante, es muy poco lo que sé al respecto. »

Cuando las niñas me preguntaban cosas sobre el Cielo, siempre les decía que no sabía qué pasa cuando morimos. Oyeron la palabra "Cielo" en otro sitio. Que yo sepa, mi niña nunca había oído nada sobre "calles doradas del paraíso", ni algo parecido. Nunca habíamos hablado sobre eso. »Y una mañana se levantó diciendo que había visto a Jesús y me habló del "Cielo" diciéndome que se iba allí. Y murió al cabo de unas siete horas. No me lo explico.

pdf Los niños y la muerte. Dra. Elisabeth Kübler Ross

jueves, 19 de noviembre de 2015

Los niños y la muerte. Dra. Elisabeth kübler Ross


imagen de la red

Querida doctora Ross: 

Siempre que ha aparecido en televisión la he escuchado con sumo interés. Me parece que es usted la única persona que conozco que tiene convicciones tan arraigadas como yo. 

Tengo dos nietos. El mayor está muy próximo a mí, en un sentido espiritual. Los quiero a ambos por igual, no me malinterprete. El mayor, Jonathan, viene a mi cama y hablamos de mil cosas. 

No hace mucho que cumplí setenta años, y desde hace poco más de dieciocho meses ese crío me acaricia las arrugas —¡no muchas!— y los hombros y me dice: "Qué suave, abuelita, no pasa nada porque seas vieja". 

Un día tuvimos esta conversación: »—¿Serás un ángel cuando mueras, abuelita?—Eso espero. »—¿Verdad que la gente no puede ver a los ángeles? —No.—Podrías morirte ahora, abuela, así podrías estar siempre conmigo. 

Hemos hablado de lo que haremos cuando no tengamos que preocuparnos por nuestros cuerpos. Les dije a los dos que no quiero una lápida; sólo un árbol con flores bonitas y un recipiente con agua y comida para los pájaros. 

¡Ahora los dos tratan de escribir " Abuelita" con su mejor letra para ponerlo en el plato! Todo es muy alegre. Al fin y al cabo, es un "plan divertido". 

El mayor dice: "Los demás pensarán que te has ido; ¡pero yo sabré lo que pasa!". 

Como puede imaginarse, le dije que se lo explicase a su hermanito, e incluso a su mamá y a su papá, para que no se pusieran tristes. 

Todo eso pasó hace casi dos años. »El mismo día en que usted habló sobre la muerte, los niños y el arco iris, recibí esta postal. 

[La postal es un dibujo de un arco iris que desciende sobre una fuente de oro, en una casa rodeada de flores y pájaros.] 

No se trata de su propia muerte. Incluso ha olvidado la mía, pero inconscientemente todo eso está en la postal que me hizo mi nieto. Está mi arco iris, mis flores para los pájaros, y al mirar la esquina, me brillan los ojos: una fuente de felicidad está en mi casa. 

Eso es lo que significo para él ahora, aunque la felicidad también significa que la angustia de la separación ha desaparecido.

Espero que esta carta no sea demasiado larga, pero también yo sé, y he tenido el maravilloso privilegio de poder transmitir este conocimiento.

pdf Los niños y la muerte. Dra. Elisabeth Kübler Ross

martes, 17 de noviembre de 2015

LA MUERTE


El concepto de la muerte como una entidad antropomórfica ha existido en muchas culturas desde los albores de la humanidad.

En español además del nombre propio de La Muerte es común emplear el término La Parca proveniente de la mitología romana. A partir del siglo XV comenzó a ser representado como una figura esquelética que lleva capa y capucha. También se da el nombre del Ángel de la Muerte. En rigor no hay ninguna mención en la Biblia del Ángel de la Muerte, sin embargo, hay una mención de Abbaddon (El Destructor) un ángel cuya verdadera identidad es un misterio; y que corresponde al Ángel del Abismo.

En algunos casos, la Parca es quien causa la muerte de la víctima, lo que da origen a historias donde a esta se le puede engañar o sobornar permitiendo así que el condenado sobreviva gracias a su astucia, como en el caso de Sísifo. Otras creencias sostienen que el espectro de la muerte es sólo un psicopompo, que sirve para cortar los últimos lazos entre el alma y el cuerpo además de para guiar al difunto al otro mundo. De este modo la figura no tendría ningún control sobre el hecho de la muerte de la víctima. En muchos idiomas, como en las lenguas eslavas y romances (incluyendo el español), la muerte es personificada en forma femenina, mientras que en otros (como el inglés), se percibe como un personaje masculino. WIKIPEDIA


CANINA SEVILLA


EL TRIUNFO DE LA CRUZ SOBRE LA MUERTE EN SEVILLA




La muerte, personificada en un esqueleto provisto de guadaña, aparece sentada y meditabunda sobre la bola del mundo. A sus pies, la serpiente con una manzana en la boca, símbolo del pecado original, se enrosca en la esfera terrestre. Detrás, la cruz desnuda sobre la que se apoyan las escaleras utilizadas por los Santos Varones para descender el cuerpo de Cristo. Del madero penden dos sudarios, uno de color blanco y otro de color negro que lleva inscrita la leyenda en latín "Mors Mortem Superavit", que significa "La muerte venció a la propia muerte".

Este paso alegórico, que cada Sábado Santo desfila en la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla, es conocido popularmente como "La Canina" y fue creado en 1693 por el escultor Antonio Cardoso de Quirós, quien, en un proceso de renovación artística de la cofradía tras un periodo de decaimiento, eliminó la antigua composición de la alegoría del Triunfo de la Cruz -compuesta por un Niño Jesús en actitud de bendecir o un ángel sobre el mundo- para establecer el esqueleto pensativo sobre la bola terráquea.

El misterio, cuya función es proclamar la Resurrección de Jesús como instrumento para la redención del mundo, el perdón de los pecados y la victoria sobre el demonio, sufrió destrozos durante la Invasión Francesa, teniendo que ser restaurado en 1829 por el escultor Juan de Astorga. Recientes estudios han puesto de manifiesto que su actuación no fue tan renovadora como se pensaba y que se conservan más partes originales de Quirós de las que se creían. La última restauración fue realizada por José Joaquín Fijo y Almudena Fernández (2007).

En la imagen de arriba, pueden ver un grabado del paso de "La Canina" procesionando frente a la Puerta del Perdón de la Catedral de Sevilla, reproducido en el año 1890 por la revista francesa L'Illustration. Durante el siglo XIX, fueron comunes los grabados y las litografías alusivas a la muerte (imagen de abajo), ya sean con intenciones satíricas o fruto de la enfermiza estética del romanticismo, adepta a la literatura gótica.



sábado, 14 de noviembre de 2015

Steven Paul Jobs- Sus ultimas palabras

Las últimas palabras de Steve Jobs -
Steven Paul Jobs (San Francisco, California, 24 de febrero de 1955-Palo Alto, California, 5 de octubre de 2011), 8 9 10 11 más conocido como Steve Jobs, fue un empresario y magnate de los negocios del sector informáticoy de la industria del entretenimiento estadounidense. Fue cofundador ypresidente ejecutivo de Apple Inc.12 y máximo accionista individual de The Walt Disney Company.13

Pablo D'Arcangelo facebook

Las últimas palabras de Steve Jobs -He llegado a la cima del éxito en los negocios.
A los ojos de los demás, mi vida ha sido el símbolo del éxito.

Sin embargo aparte del trabajo, tengo poca alegría. Finalmente, mi riqueza no es más que un hecho al que estoy acostumbrado.

En este momento, acostado en la cama del hospital y recordando toda mi vida, me doy cuenta de que todos los elogios y las riquezas de la que yo estaba tan orgulloso, se han convertido en algo insignificante ante la muerte inminente.

En la oscuridad, cuando miro las luces verdes del equipamiento para la respiración artificial y siento el zumbido de sus sonidos mecánicos, puedo sentir el aliento de la proximidad de la muerte que se me avecina.

Sólo ahora entiendo, una vez que uno acumula suficiente dinero para el resto de su vida, que tenemos que perseguir otros objetivos que no están relacionados con la riqueza.

Debe ser algo más importante:
Por ejemplo, las historias de amor, el arte, los sueños de mi infancia...

No dejar de perseguir la riqueza, sólo puede convertir a una persona en un ser retorcido, igual que yo.
Dios nos ha formado de una manera que podemos sentir el amor en el corazón de cada uno de nosotros, y no ilusiones construidas por la fama ni el dinero que gané en mi vida, que no puedo llevarlos conmigo.

Solo puedo llevar conmigo los recuerdos que fueron fortalecidos por el amor.

Esta es la verdadera riqueza que te seguirá; te acompañará, le dará la fuerza y la luz para seguir adelante.

El amor puede viajar miles de millas y así la vida no tiene límites. Muévete adonde quieras ir. Esfuérzate para llegar hasta las metas que desea alcanzar. Todo está en tu corazón y en tus manos.

¿Cuál es la cama más cara del mundo? La cama de hospital.
Usted, si tiene dinero, puede contratar a alguien para conducir su coche, pero no puede contratar a alguien para que lleve su enfermedad en lugar de cargarla usted mismo.

Las cosas materiales perdidas se pueden encontrar. Pero hay una cosa que nunca se puede encontrar cuando se pierde: la vida.

Sea cual fuere la etapa de la vida en la que estamos en este momento, al final vamos a tener que enfrentar el día cuando la cortina caerá.

Haga tesoro en el amor para su familia, en el amor por su esposo o esposa, en el amor por sus amigos...

Trátense bien y ocúpense del prójimo.

miércoles, 28 de octubre de 2015

CATRINA


Origen

La versión original es un grabado en metal con autoría del caricaturista José Guadalupe Posada. El nombre original es Calavera Garbancera. «Garbancera» es la palabra con la que se conocía entonces a las personas que vendían garbanza que teniendo sangre indígena pretendían ser europeos, ya fueran españoles o franceses (este último más común durante el Porfiriato) y renegaban de su propia raza, herencia y cultura.
Detalle del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. A la izquierda de La Catrina, Diego Rivera (niño) y Frida Kahlo; a la derecha, José Guadalupe Posada.

Esto se hace notable por el hecho de que la calavera no tiene ropa sino únicamente el sombrero; desde el punto de vista de Posada, es una crítica a muchos mexicanos del pueblo que son pobres, pero que aun así quieren aparentar un estilo de vida europeo que no les corresponde.

viernes, 2 de octubre de 2015

HELA


La diosa o giganta Hela o Hel era la encargada en el inframundo de uno de los tipos de muertos en la mitología nórdica. Hija del dios Loki y de la giganta hechicera proveniente de Jötunheim, Angrboda, Hela reina sobre elHelheím, donde vive bajo una de las raíces de Yggdrasil.

La mitad superior de su cuerpo era realmente hermosa, pero la mitad inferior de este era igual al de un cadáver en putrefacción y de él despedía un olor nauseabundo. Se cree que Hela se representa así por como es vista la muerte por los hombres.

Residencia
Su morada se llama Helheim o Hel y el camino que lleva hasta ella es Helway, que es tan largo que Hermod lo tuvo que recorrer en nueve días y nueve noches, siempre hacia el norte y descendiendo constantemente. 

El Helheim está rodeado de una muralla en la que se abren una o varias puertas y en su imperio corren ríos sombríos. Una de esas corrientes de agua se llama Slid. Ésta nace en el este, fluye hacia el oeste a través de valles infectados de veneno y está llena de barro y espadas. Un perro, Garm, vigila la entrada de una de sus cavernas, Gnipapellir.

El Acceso de Hel (Helway) es horrible, pues encadena al hombre moribundo con sólidas ligaduras que no pueden ser rotas, mientras la angustia roe su corazón y las sirvientes de Hela vienen cada noche a invitarlo. 

Ante los ojos del hombre moribundo se despliega una oscura y horrible región de brumas; ve que el sol, el puro astro del día, se desvanece y desaparece, y oye que los goznes de la Puerta de Hel (Helgate) crujen, y ésta se abre para recibirlo. 

La compañía de Hela es grande, pero tiene una morada lo bastante grande para todos; su imperio se extiende a lo lejos, sus palacios son prodigiosamente altos y tienen grandes puertas. Naturalmente su morada está hecha de sombras, pero tiene la apariencia de la realidad.

Moradores
Se decía que los que morían en el campo de batalla iban a Odín, al Valhalla, mientras que los que morían de enfermedad o de vejez iban a Hela, al Helheim. Pero también parece que acuden otros, buenos o malos; pues se sabe que Baldr acudió a Hel cuando fue asesinado por Höðr. Sigfrido, el que mató a Fafner, también al ser después asesinado por Gunther, fue a Hel; y Brunilda igualmente fue allí en su bello carro luego de ser quemada en su pira funeraria. Eso no es todo, ya que aquellos virtuosos en vida que morían naturalmente iban también al cielo, pero no al Valhalla, sino al Vingólf, mientras que aquellos que vivían en la blasfemia y la bajeza aunque murieran bajo armas iban a una de las regiones del Niflheim.

Ella no puede recibir a aquellos ahogados en el mar ya que pertenecen a la diosa Ran, por lo tanto sólo obtiene los muertos en tierra firme. Las mujeres nobles tampoco iban a Hela, ya que eran acogidas por Freyja luego de su muerte, mientras que las doncellas moraban con Gefjun.

Otras leyendas
Antes de que Baldr muriera, Odín bajó hasta el Helheim para preguntar a Hela cómo moriría éste. El primero en acudir fue el perro de Hela, que con todo el pecho ensangrentado ladró a Odín durante mucho tiempo, hasta que éste se disfrazó y se encontró con la señora del infierno, quien le dijo que Baldr moriría a manos de Höðr. Cuando la muerte de Baldr se vio consumada, Hermod, el más rápido de todos los dioses, montó a Sleipnir, el caballo de Odín y fue camino al Helheim. Cuando llegó vio a su hermano ocupando el asiento más distinguido del palacio. Hermod, explicando a Hela la pena de los dioses y de todas las cosas vivientes por la muerte de Baldr, le pidió que lo dejara volver a Asgard. Ésta pidió que todas las cosas del mundo, animadas e inanimadas, lloraran la muerte de Baldr para ver si era tan mundialmente amado; solo así le devolvería la vida. Entonces, todo en el mundo lloró por su dios muerto; todos menos una giganta llamada Thok. Esta giganta, que era Loki disfrazado, se negó a llorar ya que decía que Baldr nunca le había dado ninguna alegría. De este modo Baldr quedará en el Helheim hasta el Ragnarök.

wikipedia

martes, 22 de septiembre de 2015

COATLICUE



Coatlicue, Museo Nacional de Antropología.



Coatlicue (en náhuatl: cōātlicuē, ‘la que tiene su falda de serpientes’‘cōātl, serpiente; ī-, su; cuē(itl), falda; -eh, que tiene’)? en la mitología mexica es la diosa de la fertilidad, patrona de la vida y de la muerte, guía del renacimiento, la madre gestante de Huitzilopochtli, esta diosa también recibía los nombres de Tonāntzin'nuestra (to-) madre (nān-) venerada (-tzin) y Teteōīnān 'madre (nān-) de los dioses (teteō-)', y era venerada como la madre de los dioses, entre sus atributos era representada como una mujer usando una falda de serpientes. Tiene los pechos caídos, que simbolizan la fertilidad y un collar de manos y corazones humanos que fueron arrancados de las víctimas de sus sacrificios. Su esposo era Mixcoatl.

Coatlicue, diosa madre, es un claro ejemplo de la dualidad en la cual la cosmología precolombina parece basarse, la intrínseca relación entre vida y muerte, dos caras del mismo concepto. La representación más conocida de Coatlicue que aparece en la gráfica de la derecha se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México. Se muestra con la característica falda de serpientes, sin embargo se pueden ver serpientes por todo el monumento y sustituyendo partes de la anatomía. La cabeza es sustituida por dos serpientes que se encuentran, símbolo de la dualidad que al crearse dio inicio a todo el universo, otra referencia serían las coyunturas enmascaradas (con rostros). En la base, fuera de la vista del visitante está Tlaloc, sosteniendo dos cráneos en las plantas de los talones de la diosa.

Mito
Artículo principal: Huitzilopochtli
Coatlicue era madre de los [Centzon Huitznáhuac] de quinientos surianos, dioses de las estrellas del sur, así como de la diosa Coyolxauhqui, que regía a sus hermanos. Estaba viviendo en el cerro de Coatepec, donde hacía penitencia; tenía a su cargo barrer. Una vez, mientras barría, cayó del cielo un hermoso plumaje, que ella recogió y colocó en su seno. Cuando terminó de barrer, buscó la pluma que había guardado, pero no la encontró. En ese momento, quedó embarazada del dios Huitzilopochtli. Ese embarazo misterioso ofendió a sus otros cuatrocientos hijos (los Centzon Huitznáhuac) que, instigados por su hermana Coyolxauhqui, decidieron matar a su deshonrada madre.


Así lo quisieron, pero Huitzilopochtli nació armado completamente y acabó con sus hermanos y hermanas estrellas. Cortó la cabeza de su hermana Coyolxauhqui y la arrojó al cielo donde se convirtió en la Luna mientras el cuerpo desmembrado rodó hacia el pie del cerro. Ese relato quedó representado en el Templo Mayor del recinto ceremonial de Tenochtitlan. La gran pirámide coronada con el templo de Huitzilopochtli representaba el Coatepec (se hallaba constelada de cabezas de serpiente en piedra), y a su pie yacía el monolito de la Coyolxauhqui desmembrada. Los sacrificios humanos que se realizaban en la cima de la pirámide hacían referencia al antiguo mito ya que los cuerpos de las víctimas debían rodar hacia abajo igual que el cuerpo de la diosa Coyolxauhqui. 

WIKIPEDIA

jueves, 17 de septiembre de 2015

CONOCER LA VIDA

Si no conocemos todavía la vida, 

¿cómo va a ser posible conocer la muerte?




Confucio (chino simplificado y tradicional: 孔子, pinyin:kǒngzǐ, Wade-Giles: K'ung-fu-tzu, literalmente «Maestro Kong») (tradicionalmente 28 de septiembre de 551 a. C.- 479 a. C.) fue un reconocido pensador chino cuya doctrina recibe el nombre de confucianismo. Procedente de una familia noble arruinada, a lo largo de su vida alternó periodos en los que ejerció como maestro con otros en los que sirvió como funcionario del pequeño estado de Lu, en el noreste de China, durante la época de fragmentación del poder bajo la dinastía Zhou. wikipedia


Según Confucio, si no conocemos la vida como vamos a conocer la muerte.

La vida y la muerte es la misma cosa para mi entender, no se puede concebir la vida sin su hermana la muerte.

La vida se alimenta de muerte, y la muerte de vida, son las dos caras de la moneda de la existencia en este mundo físico.

Ignorar una es ignorar la otra.


viernes, 31 de julio de 2015

La muerte va a la izquierda



-La muerte es nuestra eterna compañera -dijo don Juan con un aire sumamente serio-. 

Siempre está a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo. Te vigilaba cuando tú vigilabas al halcón blanco; te susurró en la oreja y sentiste su frío, como lo sentiste hoy. Siempre te ha estado vigilando. Siempre lo estará hasta el día en que te toque.

Extendió el brazo y me tocó levemente en el hombro, y al mismo tiempo produjo con la lengua un sonido profundo, chasqueante. El efecto fue devastador; casi volví el estómago.

-Sabes muy bien que la muerte está a nuestra izquierda, igual que tú estabas a la izquierda del halcón blanco.

Sus palabras tuvieron la extraña facultad de provocarme un terror injustificado; la única defensa era mi compulsión de poner por escrito todo cuanto él decía.

¿Cómo puede uno darse tanta importancia sabiendo que la muerte nos está acechando? -preguntó.

Sentí que mi respuesta no era en realidad necesaria. De cualquier modo, no habría podido decir nada. Un nuevo estado de ánimo se había posesionado de mí.

-Cuando estés impaciente -prosiguió-, lo que debes hacer es voltear a la izquierda y pedir consejo a tu muerte. Una inmensa cantidad de mezquindad se pierde con sólo que tu muerte te haga un gesto, o alcances a echarle un vistazo, o nada más con que tengas la sensación de que tu compañera está allí vigilándote.


Volvió a inclinarse y me susurró al oído que, si volteaba de golpe hacia la izquierda, al ver su señal, podría ver nuevamente a mi muerte en el peñasco.

Sus ojos me hicieron una seña casi imperceptible, pero no me atreví a mirar.

Le dije que le creía y que no era necesario llevar más lejos el asunto, porque me hallaba aterrado. Él soltó una de sus rugientes carcajadas.

Respondió que el asunto de nuestra muerte nunca se llevaba lo bastante lejos. Y yo argumenté que para mí no tendría sentido seguir pensando en mi muerte, ya que eso sólo produciría desazón y miedo.

-¡Eso es pura idiotez! -exclamó-. La muerte es la única consejera sabia que tenemos. Cada vez que sientas, como siempre lo haces, que todo te está saliendo mal y que estás a punto de ser aniquilado, vuélvete hacia tu muerte y pregúntale si es cierto. Tu muerte te dirá que te equivocas; que nada importa en realidad más que su toque. Tu muerte te dirá: “Todavía no te he tocado.”

Meneó la cabeza y pareció aguardar mi respuesta. Yo no tenía ninguna. Mis pensamientos corrían desenfrenados. Don Juan había asestado un tremendo golpe a mi egoísmo. La mezquindad de molestarme con él era monstruosa a la luz de mi muerte.

Tuve el sentimiento de que se hallaba plenamente consciente de mi cambio de humor. Había vuelto las tablas a su favor. Sonrió y empezó a tararear una canción ranchera.

-Sí -dijo con suavidad, tras una larga pausa-. Uno de los dos aquí tiene que cambiar, y aprisa. Uno de nosotros tiene que aprender de nuevo que la muerte es el cazador, y que siempre está a la izquierda. Uno de nosotros tiene que pedir consejo a la muerte y dejar la pinche mezquindad de los hombres que viven sus vidas como si la muerte nunca los fuera a tocar.

Viaje al Ixtlan
Carlos Castaneda